lunes, 9 de agosto de 2010

DESCUBREN MONEDAS ACUÑADA HACE DOS SIGLOS EN LA EXCAVACIÓN REALIZADA EN EL SOLAR DONDE FUNCIONÓ LA PULPERIA DE VILLAR.

En la excavación realizada en las cercanías de la cruz de palo se encontró monedas de (2) Dos centavos cobre que circularon entre los años (1882-1896). En el lugar trabaja un equipo de arqueólogos y paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales de Mercedes para recuperar restos de aquel sitio histórico. Breve historia de las monedas de la época: Muerto el escultor Barré, el ingeniero Castilla contrató con el grabador más renombrado de la época, el francés Eugéne André Oudiné (1810-1887), el tallado de los cuños para la moneda creada. Tanto las piezas de oro como las de plata y cobre mostraban en su anverso un escudo argentino cargado de banderas, con dos cañones al pie, y en el reverso una elegante cabeza de la Libertad, con los cabellos sueltos al viento bajo el gorro frigio, diseño este último que, a través de los años y de ligeras modificaciones, se utilizará hasta nuestros días. En su época se consideró al argentino, acertadamente, una de las más bellas monedas nacionales. Emitida sin interrupción desde 1881 hasta 1889, se acuño una última partida en 1896: desde entonces no se amonedó oro en Argentina.

Las monedas de cobre (como las halladas de 2 centavos) de gran tamaño, se troquelaron en abundancia entre 1882 y 1896. En general, son más escasa las de (1) un centavo, pues este valor representaba sólo la tercera parte de lo fabricado en piezas de dos centavos. Es interesante señalar que estos cobres, por ser de igual tamaño, peso y aspecto que los acuñados en Europa por la Unión Monetaria Latina, aunque de menor valor eran exportados en altas cantidades a Francia, Italia y España, motivando su escasez en nuestro país. Interrumpidas las acuñaciones en 1896, por antieconómicas, sobrevino una abrumadora demanda de numerario menor para las transacciones. El Gobierno emitía entonces billetes fraccionarios de 5, 10 y 20 centavos; pero no sólo eran costosos, sino que por su empleo excesivo se deterioraban con facilidad, lo que obligaba a renovar continuamente las impresiones. La solución fue dada por la Ley 332 del 4 de diciembre de 1895, que dispuso la acuñación de monedas de cuproníquel (75 por ciento de cobre y 25 por ciento de niquel), en los valores de 5, 10 y 20 centavos y con un peso de 2. 3 y 4 gramos respectivamente. Se denominaban vulgarmente “niqueles”. En el proyecto de recuperación de la memoria y revalorización histórica de este lugar se destaca la colaboración especial del abogado, profesor y escritor, Fernando Viloria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario